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  • 5/28/2018 Trece casos misteriosos - Ana Maria G iraldes

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    iCONVlERTETE EN DETECTlVLICASOS MISTERIOSOS PARA LEER Y JLJ( ,Al'Quin plane el robo de las IIbroteJ:, (h 1notas en el tercero B del Colegio [311011( 1ventura? Podrs encontrar los pl:,lllipara dilucidar el atraco al Banco MI Jchosmlles? Algo terrible sucedl6 ( 1JIla cajita que doa Sara guardlh(l (( 111tanto celo El Canguro, arquero (Iu , ,famosos Venadillos, ha sido secuoslrll(lu,por suerte, logr enviar un mens(]J J \)11clave a sus compaeros: desclfrurlu (1:, JItarea.Trece son las incgnITas, una por< J ( 1 H t 1cuento; y tambin trece los cruclur 11111 1'.que podrs resolver, al final de CCJ(j(J I1lato, si sabes usar el ingenio,

    DE 77 .-

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    Querido lector:Estos cuentos son para que te transformes en detective. Silees con atencin y te fijas en los detalles, podrs enconfr(/1 la

    pista que te llevar a descubrir al ClAlpable Si no logras dilucidarel enigma, aydate con un espejo: en pginas 105 - 117 lassoluciones estn dadas, pero al revs.Tambin te invitamos a resolver los crucigramas de cadacaso: muchas de sus definiciones -las que estn con letra dife-rente- tienen relacin directa con el cuento que les corresponde.Las soluciones de estos juegos aparecen, asimismo en las pgi-nas mencionadas.Te desafiamos a solucionar los trece misterios de este libro,con igual sagacidad que el inspector Soto, personaje presente enalgunos de estos cuentos. Y no olvides: la observacin es lacualidad indispensable para un buen detective.

    as autoras

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    IN DICE

    l caso de las libretas de notas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1l caso de las perlas grises 9l caso del regalo de cumpleaos 19l caso del atraco al Banco Muchosmiles . . . . . . . . . . . . 25l caso del zafiro de doa Sara 33l caso de las secretarias quejumbrosas . . . . . . . . . . 41l caso dc 1a moto embarrada 49l caso dd joyero angustiado . . . . . . . . . . . . . . . . . . 57l caso del secuestro del arquero 65l caso del ladrn con mscara 73l caso del gato perdido . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 79l caso de l estatua ujer Sentada Pensando . . . . . . . 8 9l caso de la pagoda de marfil . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 95

    Soluciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 105

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    EL CASO DE LAS LIBRETAS DE NOTAS

    El tercero medio A del colegio Buenaventura era un curso bastante revoltoso. Ese viernes entregaban las notas del trimestre, y laseorita Leonor dej el alto de libretas blancas en una esquina de su escritoriu. La lol -lidad de los veinticuatro alumnos fij sus ojos muy abiertosen ellas: el panorama que presagiaban esas libretas no eramuy alentador.- Tengo rojo en matemticas -SUSUIT la gorda Marcela.y yo en qumica -cuchiche Andrs, plido por encimade sus pecas.-Adis, fiesta' -suspir Catalina, soplando con desnimo su chasquilla.Silencio! -interrumpi la scori ta Leonor-. Qu iero decirles que en general el rendimiento del curso durante estetrimestre ha sido psimo, y las notas, muy malas ... Repartirlas libretas durante la ltima bora de clases, y tendrn quetraerlas firmadas el lunes, sin falta.La profesora, luego de sentarse en su silla, llam a Mauricio al pizarrn. El muchacho, que tena fama de m8tco, co

    menz a resolver una complicada ecuacin, y 8 clase siguilen ta y pesada.Media hora despus una campanilla anim levementelas sonrisas en los rostros: todos gum-daron sus libros y salieron a recreo.-Cmo convencer a la pro[e para que no nos entreguelas notas hasta el lunes? -pregunt Marccla, sin nimo nipara q:omer su emparedado de queso.

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    3TRECE CASOS MISTERIOSOSSlIl:ias l -le contest la lnguida Constanza.Fs que el asunto es grave: nos quedaremos sin fiesta,

    t 'ul l lJic No te das cuenta?-Claro que me doy cuenta Por qu crees que estoy tandeprimida? -El gesto de Constanza era de absoluto desalien

    lo. Se afirm en la vieja palmera, en una pose de actrizdramtica.En ese momento se acerc Mauricio.-Al paso que van mis porras compaeras -dijo-, tendrque bailar solo en la fiesta si entregan hoy las libretas ...-El genio Mauricio Nunca pierde la oportunidad dehablar de sus maravillosos sietes -coment Marcela, dndole la espalda.-No sean tontas, nenas, si lo nico que quiero es quetodos vayamos a la fiesta.-Nosotros tambin queremos. Qu propone el genio?-interrog Constanza, sin perder su desgano.-Un ardid para e,vitar que nos entreguen las libretas

    -respondi Mauricio, muy serio-o No olviden que tengo queconquistar a Catalina ...Marcela, al or esto, levant una mano y grit:-Eh Tercero A Reunin: el genio tiene su plan-No seas tonta, Marcela, si usaras ms tu cabeza ... -Mau

    ricio llev un dedo a su propia sien y luego se alej conexpresin hosca.Andrs y Catalina se acercaron a las dos amigas, que sehaban quedado mudas, contemplando a Mauricio.-Con Catalina hemos estado pensando que hay que evi-tar, como sea, la en trega de esas notas.-Otro genio que descubri ia Amrica: lo os sabemos

    que con esas notas hay que olvidarse de la fiesta -se enojMarcela-. Pero hasta ahora nadie ha propuesto una solu-cin ...

    Connie golpe con rabia el tronco de la palmera, y luego,con un gesto asustado, mostr la yema de su pulgar heridopor una pequea astilla.-Una que se fue a la enfermera -coment Andrs.

    EL CASO DE LAS LIBRETAS DE NOTAS

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    5TRECE CASOS MISTERIOSOSy olrl que se va a la biblioteca: tengo que devolver un

    l i l l lo Catalina parti corriendo.I\lIllrs y Marcela quedaron pensativos.Bueno, no me queda otra que resignarme a un sbado

    si liesta: estoy sentenciado -dijo Andrs con tono sepulcral.Mal-cela qued sola.-Resignacin? -repiti para s-o iAh, no, eso nunca ycamin a grandes zancadas en direccin opuesta a la de suamigo.

    Al poco rato la campanilla anunci el final del recreo y elcomienzo de la ltima hora de clases. Los alumnos entraron asu sala en forma estrepitosa y cada uno tom asiento en sulugar. En ese momento, estall la voz de la proCesara:-QUIEN SACO DE AQUr LAS LIBRETAS DE NOTAS?Un silencio total fue la respuesta.La seorita Leonor insisti, en tono an ms agudo:-Repito, por si no han entendido: quin sac de aqu laslibretas?Los alumnos se miraron asombrados, pero ni una palabra sali de sus bocas.La profesora, entonces, se levant de su silla.-Nios: esto no es broma. Es gravsimo. Por ltima vez:quin fue el gracioso o graciosa? Es mejor que se levanteahora ...Ni un suspiro se escuch. Marce1a observaba a sus compaeros en una inmovilidad total. Connie miraba a Marce1a.Mauricio disimulaba una sonrisa con Catalina. Andrs rayaba con insistencia la tapa de su cuaderno. Un aire de expectacin, mezclado con mal disimulada alegra, flotaba en elambiente. La voz de la profesora ahora amenazaba:

    -Ustedes saben que este es motivo de expulsin, pero lesdar una lti ma oportunidad: me ir de la clase slo por cincominutos y, si a mi regreso no estn las libretas sobre elescritorio , comunicar el hecho a la Direccin.Call unos segundos, y luego prosigui:-Les doy una oportunidad para ser honestos. Si se pre-;L nta el culpable, el castigo no ser tan drstico. Si no sucede;ls. alguien arrastrar a todo el curso con l.

    EL CASO DE LAS LIBRETAS DE NOTASy sali de la sala.En el primer momento nadie habl ni se movi. Estaban

    todos paralogizados. Hasta que de pronto una figura -conocida por los lectores- se incorpor de su banco y camin haciael closet de los tiles. Tom con ambas manos el alto delibretas, escondidas tras las cajas de tiza, y, ante el estupor desus compaeros., avanz hacia el escritorio de la seoritaLeonor.Cumplido el plazo, cuando la profesora regres, las veinticuatro libretas blancas ya estaban en su lugar.La seorita Leonor las tom sin decir ni una palabra. Elcurso entero estaba pendiente de sus ms mnimos gestos. Laoyeron suspirar, y vieron cmo trataba, al parecer, el borraruna manchita sobre la primera Libreta. Su cara no reflejabaninguna emocin; pero a sus alumnos, que ya la conocan, noles cupo duda de que ella estaba decidiendo algo. En esemomento habl:-Bien ..., ahora falta que se presente el culpable.

    Como el silencio se prolongaba, la maestra camin entrelos escritorios para observar con detencin a sus alumnos.Los nios, nerviosos, se mantenan inmviles. Catalina apenas si respiraba; Mauricio se morda el labio; Connie dabavueltas al anillo en su dedo, Andrs retorca el lbulo de suoreja, y Marcela haba cerrado los ojos en actitud de mrtir.

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    1, TRECECASOSMISTERIOSOSCuando el recorrido hubo fnalizado, la voz fue tajante:-Quiero que sepan que ya me he c..:nteradode quin esel

    responsable.y dijo un nombre.La profesora nose equivocaba.Con gesto compungido. la persona aludida confessuculpa.

    Hbil lector: la seorita Leonor fuemuy sagaz. Quvioella en su paseo entre losalumnos que la llevadescubrir alculpable?

    ELCASO DE LAS LIBRETAS DE NOTASCRUCIGRAMA DE LAS LIBRETAS DE NOTAS

    Horiwntales:1. Sustantivo que modificay que transa billetes.

    Hierba (inv.). 2. Medio baile polinsico.Tercera letra. Pint12 Ell1wteo delcumlO. Madre a medias.i3 Con c se cae. Desabl'ida fome. Hgalo con losojos. Verticales:

    l. Soplabasu c h a s q ~ l i l a Calcio.2. Devasta. Aquestn lasciuco vocales, pero en desorden.3. As eran las11olas Fallec (inv.).4. Nombredelcolegio.5. Diosingls. Socorro. Materia infecciosa.6. Naves Orbitales Fantsticas. Letra gnega.7. Era lnguida. Plumfero dios egipcio.8. Vocalesdetope.Tubo sin principio ni fin.Cazaen el mar.9 Objetos robados.10. Diosdel viento. El que loestieneun sobrino.11. Vestidura (inv.).Ventoso infinitivo prohibido enclases.12. Alfileringls. Quiera.13. Seda.eldedo pulgar. Dos vocales idnticas.

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    EL CASO DE LAS PERLAS GRISES

    La seora Fernndcz. cumpla cincuentaa11os y esa noche recibira a sus amigos msntimos a cenar. De pie frente al espejo demedialuna se contempl otra vez.. Repre-sentaba los cincuenta? Segn Alvaro su marido, nadie dira que sobrepasaba la cuarentena, pero ella, aveces dudaba de tales afirmaciones. Aunque la vida no lehaba sido difcil ni mucho menos, sus ojos ya sin el brillo de

    la juventud, sus carncs un poco sueltas bajo la barbilla y esasmalditas manchas en las manos revelaban a la futura abuela.Suspir y termin de acomodar sus cabellos en un moo.El vesLido dejaba ver un cuello desnudo, empolvado y blanco,listo para reci bir el regalo de Alvaro. Por supuesto que lohaba elegido ella misma, y haba sido la primera vez. en su

    vida que una joya le produca tal placer: sera que los aos lehaban trado tambin un apego a las cosas materiales? Oera un inconfesado deseo de impaetar a su amiga Lul, que sejactaba siempre de tener las joyas ms lindas de Santiago?Con una sonrisa derram gotas de perfume tras sus orejas.-Adela: no ser un poco excesivo esperar a las doce de lanoche para entregarte el regalo delante de todos? -oy la vozde su marido desde el bao.-Es parte del regalo, querido; el collar, acompaado dela mirada de Lul, ser mi fiesta ...-Curiosa amistad la tuya con Lul -murmur Alvaro

    frunciendo la nariz. Terminaba de afeitarse.

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    EL CASO DE LAS PERLAS GRISES 11111 TRECE CASOS MISTERIOSOS\ I lS diez de la noche la casa de los Fernndez resplande

    , 111 tk; luces y flores. Los invitados comenzaron a llegar. Lul,1; primera, vestida de seda negra con collar y aros de mostacillas que realzaban la palidez de su piel. Lo nico de color enl'Ila eran sus largas uas rojas. Sergio, su marido, hombrebarrign y entradoen aos, paseaba con aire distrado mirando los cuadros colgados en las paredes.

    -Sigues admirando a Pacheco Altamirano, Sergio?--pregunt Vctor Astudillo, haciendo tintinear los hielos ensu vaso de whisky.- T sabes, Vctor, que yo me en tiendo ms con nmerosque con arte- le contest Sergio, palmoteando el hombro delms bohemio de sus amigos.-Deberamos asociarnos, Sergio-brome Astudillo-. Yopongo mi ojo de conocedor y t el capital: tengo un proyectoexcelente ... iY este s que no me fallarLa duea de casa lanz una mirada disimulada a sumarido: era el mismo Vctor de siempre, a la caza de unnegocio que le permitiera vivir y obtener dinero sin esfuerzo.

    -Estoy en tiempo de vacas flacas, amigo. -Sergio tenacierto air'c de preocupacin-o Porprimcra vez me he quedadosin dinero para invertir, y te lo digo en serio.Astudillo levant los hombros con desaliento, per o hizoun gesto con su mano, como para quitar importancia alasunto.Adela, entonces, ofreci:-Ms whisky, Vctor?-S, gracias. Y si quieres, agrgame un par de cubos dehielo.En ese momento llegaban los tres invitados restantes: lmatrimonio Gmez,jovial y alegre, cantando a coro wnple - 'lOS feliz y Laura, la amiga soltera de Adela, que pasaba poruna de sus crisis existenciales.-Les anuncio que me vaya Europa: Santiago me ahoga-declar Laura con sequedad.-Te ganaste la lotera, Laura? lnvtame -brome Vclor, levantando su ceja derecha.-Lotera? la Esa siempre se la ganan los ricos, Vctor

    -contest ella con gesto eseptico-. Por suerte, existen loscrditos.-Pero los crditos hay que pagarlos -insisti Vctor.-Ese es problema mo. Y no estoy de nimo hoy paradiscutir asuntos materiales. Venga un champn, queridaAdelaAdela miraba el reloj con impaciencia, y los invit alcomedor.

    Se sentaron en torno a una mesa ovalada, cubierta por unmantel de encajes: dos candelabros de plata hacanjuego conlos cubiertos.Los Gmez, l alto y de bigotes tiesos; ella bajita v tkanteojos, no dejaban de hablar ni de contar sus pmbkmasdomsticos.-Mi Martita suea con un

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    13RECE CASOS MISTERIOSOSLaudiencia expectante. Adela no contena su nerviosismo ymiraba a Lul de reojo.Cuando Alvaro abri el estuche, catorce ojos estaban fijosen l.-Oh -fue el murmullo general cuando apareci la joya:tres vueltas de perlas naturales grises y tornasoladas cubrieron cn unos ins tantes el desnudo cuello de Adela.

    -Querido ... Cmo pudiste? Gracias -dijo Adela, ponindose de pie para besar a su marido y observar a hurtadillas la expresin de su amiga.-Vaya, este s que es un marido esplndido Una sola deesas perlas pagara mi viaje a Europa de ida y vuelta -coment Laura, amargada.-Algrate, mujer, algrate No siempre una amiga cumple cincuenta aos -observ Lul.-La torta iLa torta -pidi en ese momento la seoraG6mez, con tono infantil.-No te apures tanto, Manita', antes brindemos por esasperlas: haca tiempo que no vea algo tan bello y autntico-interrumpi Vclor levantando su vaso de whisky.-Tienes una rortuna cn tu cuello, querida Adela -coment Sergio-o Supongo que lo habrs asegurado, Alvaro.-An no ... -contest el aludido.

    EL CASO DE LAS PERLAS GRISESLos Gmcz, mientras tanto, observaban en silencio yabstrados la triple hilera de perlas grises y nacaradasEn ese momento entr un enguantado mozo con unaenorme torta entre sus lnanos.-Apaguen la luz -orden Alvaro.Martita Gmez se levant y se acerc al interruptor.

    Bast un movimiento para que el comedor quedara solamente iluminado por la luz de las cincuenta velitas.Adela se puso de pie y se acerc a la torta. Los otros larodearon. Sopl, y cuando apagaba las ltimas cinco pequeas llamas, todos gritaron, y Adela se sinti abrazada por SLlSamigos.Entre besos y felicitaciones pasaron algunos segundoshasta que alguien nuevamente dio la luz. En ese momento seoy el gri to:-Mi collarLos invitados estaban ahora sentados en el living. Adela, enun siUn, miraba, plida y nerviosa, a su esposo que se paseaba a lo largo del saln.-Si es una broma, ya dura demasiado -dijo Alvaro convoz seca-o Ese collar me ha costado varios miles de dlares ydebe aparecer abora.-No swtiste nada en el cucUo? -inquiri la seora Gmez, con una mirada asustada tras sus gruesos anteojos.-Bueno, todos me abrazaron. Solamente que ..., no, nos ... Estoy tan confundida -gimi Adela.-Tienes que pensar bien, Adela -habl Alvaro-, esto nocs broma.

    Alguien tiene el collar, y de eso no tengo la menor duda.-Por qu no comienzas por interrogar al mozo? -pregunt Lul, molesta.-Eliseo est [llera de cuestin -replic seguro y an ms

    serio el dueo de casa-o Est con nosotros hace veinte aos, ypongo mis manos al fuego por l. Adems, en ese momento, sehaba retirado.-Manos al fuego, dijiste? -salt Adela con la voz aguzada-o Eso era

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    5\ TRECE CASOS MISTERIOSOS EL CASO DE LAS PERLAS GRISES- De qu hablas? -pregunt la voz tensa de Sergio, l suludo.-Manos ... iPero muy heladas Eso fue lo que sent en elcuello' Unos dedos muy, muy helados, y luego el pequeolirnMir trmula a su esposo.Alvaro observ a sus invitados uno por uno, y se decidi:-Amigos mos: tendr que llamar a la polica, porqueentre ustedes est el ladrn.Lo que sigui, mientras el dueo de casa se diriga altelfono, no es difcil de adivinar: voces airadas, un t ~ t o dedesmayo de Laura y sollozos de Lul. Los Gmcz, muy juntos,se abrazaban. Laura, recostada en el silln, miraba con ter-quedad un punto fijo del cuadro de Pacheco Allamirano.

    Lul, con ojos ausentes, jugueteaba con sus cadenas de oro.Vctor sostena firme el vaso de whisky con hielo que no habaabandonado en toda la noche. Sergio, por su parte, sentadojunto a la duea de casa, mova nervioso el pie, fruncido elcci'o.

    PnJJ1lo sc oyeron las campanillas del timbre: la polica.

    Cuando el inspeclor Soto irrumpi en el living, el dedo deAlvaro apunt a uno de sus invitados:-Creo, seor inspector, que esa es la persona culpable.y sucedi que no se equivocaba. Las pesquisas del ins-pector, famoso por su eficiencia y tambin por sus grandesorejas-, corroboraron su afirmacin.y bien, lector, podras deducir t -a l igual que Alvaroquin es el ladrn y qu 1 delat?

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    17(. TRECECASOSMISTERIOSOS ELCASO DELASPERLAS GRISESJO_ Parapescadoresodepurtistas.Condimenlopar-ael arrozalavalenciana('RUCIGRAMA DE LAS PERLAS GRISES 11. Sepruebanenlaadversidad.Con"a"final,estapalabrahabrasidomu\tozuda.

    11(1' I/olltales: 12. Pusesivo nombredeacll'iz norLeamericana. Ninguno.Vacuno.l. Medio gato. Sulil COI'I

    1/11 alli/lo (inv.J. 2. J-:/'{/J'I tornasoladas. Enla

    Biblia, nuerafiel. 3. Deeslarnanera.Horapara W /a sorpresa. Nacecon la aurora. 4. Terceras alfabticas. Nombre femeninu para

    sonata. S. Silenciosaforma verbal por la que se camlna (inv,). Un raton lcsaca llaespina. Fruslradovolador.6. Devastaran. 7, Ultimo (ragoamargopara Scrates.Constelacinpeluda. H. Amigade Pedrode Valdivia.Arduo trabajuseda-tejerleuna bufanda. >. Tcc,c1osio Oteza.Nota musical (in",). Ato. Repetido, seraduro [rUlo ll pical.

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    EL CASO DEL REGALO DE CUMPLEAOS(Idea original de Elvira Balcells, 5 aos)

    Emilia abri los ojos muy temprano esa maana, y su primer pensamiento fue: hoycumplo doce aosEn la casa todos dorman. Emilia tosivarias veces para ver si su hermana se des-pertaba; pero sta, con un almohadn sobre la cabeza, murmur unas palabras ininteligibles, y sigui durmiendo.Luego de media hora que le parecieron cinco, escuch unruido en el dormitorio de sus paps. Se levant presurosa, y se

    dirigi a la sala de bao. Carraspe al pasar frente a la puertadel dormitorio de sus padres, ahora con mejor resultado:-Emilia -llam la mam.-Sii? -contest esta, tratando de parecer casual.-Emilia, ven, entra -escuch ahora la voz del pap.No se hizo esperar, y abri de inmediato la puerta: en laamplia cama matrimonial la esperaban su pap, con esemechn que caa sobre su frente todas las maii.arl8s, y sumadre, envuelta en su bata de levantarse floreada.Los ojos de Emilia buscaron con disimulo un paqueteque, luego de besos y grandes abrazos, apareci entre lassbanas.

    Lo desenvolvi con dedos giles, tratando de no romperel lindo papel de seda. Ante sus ojos qued una cajita ovalada.Alz la tapa, y all apareci, entre algodones, ese collar depepitas azules que tanto haba admirado cada vez que pasabafrente a la joyera que quedaba cerca del dentista.-El collar -grit, exaltada, abrazando a su madre una yotra vez.

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    2L CASO DEL REGALO DE CUMPLEAOS.l TRECE CASOS MISTERIOSOS-y a m no me toca nada? -ri el pap.-Es que ... mi mam saba; pero, s, papito, gracias_Y yo no s tambin, acaso, de tus gustos? -El pap

    levant la almohada y apareci un enorme mazapn conchocolate v nueces.Emilia estaba eufrica. Y esta vez, sin miramientos, corri a su dormitorio y ech hacia atrs la sbana que cubra elrostro de su hermana.-Carola, mira Mira lo que me regalaron ...Carola abri un ojo y refunfu. Hasta que un ruido decampanitas la hizo abrir el otro ojo. Entonces dio un salto enla cama.-Emilia El collar I PnteloEmilia lo hizo pasar por sobre su cabeza y salt tres vecesen el mismo lugar, como nia chica que an era:-Mira, qu lindo sonido tiene cuando una se mueve Esel primer collar de verdad de mi vida -dijo, encantada concse ruido cristalino que producan las cuentas al entrechoL:ar-. iLo qu van a decir mis amigas

    -

    Las amigas de Emilia llegaron todas juntas a las cinco dela tarde: Claudia, Nena, Carla, Nicky, Tere y Fran. De inmediato corrieron al dormitorio de su amiga para admirar losregalos.-Ohhhhhhhh -exclamaron Claudia y Tere.-Qu salvaje -comentaron Claudia y Nicky.Nena, Tere y Fran se acercaron a tocarlo.-No te lo vas a poner? -pregunt Fran.- Ya me lo prob en la maana. Pero ahora los regalosestarn en exhibicin -respondi la festejada con una sonrisa.Las amigas examinaron la palera de hilo -regalo de laabuelita-; el mazapn, an intacto; el dibujo de un gato conlazo a lunares, obra de su hermana, y obligaron a Emilia aabrir de inmediato los obsequios que ellas haban trado.

    Despus de algunos minutos llenos de exclamaciones yrisas en los que todas se probaron todo y dejaron la camahecha un desastre, pasaron al comedor. All una enorme tortade merengue con doce velitas se vea muy tentadora, rodeadade bebidas v confites.

    Luego de comer y beber hasta que la mesa qued casivaca, Emilia, muy consciente de su papel de anfitriona, propuso salir al jardn.-Juguemos a la pelota? -anim Fran.-No. Ya les tengo unjuego organizado: el saltinotemojcs.-Y qu es eso? -pregunt Claudia.-Saltar baldes llenos de agua -explic Emilia, entusiasta. -Saltar baldes? Y si nos mojamos? -aleg Nicky, mirando de reojo sus impecables y nuevos zapatos blancos.-Eso es lo entretenido -exclam Nena, dando un giltrote con sus zapatillas deportivas.

    -Me carga saltar' -coment Carla.-Me ofrezco para ser la primera -grit Tere.Emilia dispuso cuatro baldes en fila y los llen de aguacon la manguera.-Listo Toma vuelo, TereTere retrocedi varios pasos y, con expresin de saltadora de vallas, parti corriendo y, de una sola vez, pas por

    encima de los baldes, aterrizando sentada, pero seca.

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    3RECE CASOS MISTERIOSOSSe oy una ovacin.Todas se animaron. Las amigas en alegre gritero inicia-ron la competencia con difciles piruetas. Carla aplaudasentada en una grada de la terraza turnndose con Emiliapara llevar los cmputos.-Va ganando Tere: tres saltos y ni una mojada.-Esprense a ver esto -grit Nicky.Ya los pOCOS segundos se oy un estruendo seguido de unchapuzn. Una Nicky empapada y mirando sus z.apatos conojos de angustia se levant del suelo entre baldes volcados. Su

    rodilla derecha estaba magullada y ella a punto de llorar.-Descansa un rato -dijo Nena levantando los baldes yllenndolos nuevamente con agua.Nicky pas junto a Emilia y Carla a formar parte delgrupo de las sentadas. Las otras una a una siguieron porlargo rato entre saltos acrobticos y gri tos estruendosos. Has-ta Carola con su aire de hermana mayor se haba unido aljuego y, pese a sus estrechos jeans logr varios puntos alsaltar como una rana.

    La tarde lleg a su fin. Y las niitas ya cansadas entraron en el living a escuchar msica. Poco a poco el timbre fuesonando y las invitadas se retiraron cada una con una barrade chocolate en la mano regalo de la mam de Emilia.Eran las ocho de la noche. La festejada, con un bostezo, sedirigi a su dormitorio a guardar los regalos. Mir el desor-den de su cama; hurg en trc los pliegues de la colcha y rescatsus obsequios. Algo llam su atencin. Removi entre lospapeles de regalo, mir debajo de la cama levant la almohada y la colcha hasta que se convenci: su collar haba desaparecido.Ante los gritos de la nia lleg toda la familia el pqroincluido. Se unieron a la bsqueda el pap la mam y Carola.No hubo caso: el collar no estaba en la casa.

    Lector: podras t ayudar a Emilia? . Se te ocurre culde sus amigas podra haber sacado el collar? Ysi es asj, cmol diste cuenta?

    EL CASO DEL REGALO DE CUMPLEAOSEmilia no pudo descubrirlo pero lo supo al da siguienteporque la culpable muy avergonzada regres con l.

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    .',1 TRECECASOSMISTERIOSOSCRUCIGRAMADELREGALO DE CUMPLEAOS

    Horizon tales:1. Usaba zapatillas deporti-vas. Nmero e aos pc;ra Emilia. Textual.2. Conducto sanguneo

    (inv.).Ro italiano. Ave parecida alpato.3. Cuando bulle el agua,ella silba. Alimento debibliotecas.4. Es en los Estados Uni-dos. Cumpleaera. Letragriega.5. Carrera acutica. Notamusical.

    6. Recunid. Atrapan peces, pelotas mariposas. 7. Para decirlo que debas, no los tengas en la lengua, La primera que saltlosbal.lks.8. En elcUlm/o, con lazo a lunares. Triunfador. .Quieras(inv.).9. Tiene cinco misterios. Escuchad.10. Espantamoscas vacuno (inv.).Medio roto.Oasisdel nufrago.11. Escozor. Laura Rojas.12. Motivo e la fiesta. Plata.

    Verticales:1. Natas pequeas. Onomatopeya para patos (inv.).2. Consonantes para nene.3. Inglesa red que sostiene alrevs.Arreglo un desperfecto.4. Saludo para el Csar.Gnero aterciopelado yacanalado (inv.).S. Emilio. lUvo muchos Contraccin.6. Querido nombre del poeta Nervo. Interjeccin apurete para animales.7. Principio de pticos. Pronombre (inv.). Quieres con locura (inv.).8. Era. de pepitas azules. Afirmacin. Seor campesino (in v .).9. Instituto infantil. Regla yconsonante (inv.). Conjuncin inglesa (inv.).10. Esta.ban llenos de agua.11. Para monjas es este titulo. Delaire (plural).12. Sangre delos dioses griegos. Si cae en buena tierra, dar buen fruto.13. En este libro hay trece. En ella se sent Carla (inv.)

    EL CASODEL ATRACOALBANCO MUCHOSMILES

    Seis de la tarde. Juan Rodrguez, el crespocajero con chaqueta a cuadros del BancoMuchosmiles, terminaba dehacer elarqueoyanotaba unas cifras en su libro de registrodiario. Su compaero, Vctor Ponce,de es-

    pesas cejas barba negra -que ms lo asemejaban a unartista bohemio que a un empleado de banco-, lanzaba rui-dososbostezos luego deesamaana agitada: era elltimo dadel mes para pagar impuestos fiscales,y como siempre losclientes haban llegado a ltima hora.Se abri la puerta dela oficina de la gerencia; laseoritaPussy, secretaria de don Pedro Retamales, sali a pasitoscortos, empinada sobre sus cinco centmetros de tacos yali-sando su ceida falda negra, que no contribua en nada afacilitar sus movimientos.Juan Rodrguez ni siquiera levant la mirada. Ponce,encambio, ajust su chaqueta ypregunt en tono meloso:-No sobrara un cafecito, por ah, para unpobre cajeroexhausto?-Ay chiquillos: no pidan cafa esta hora!Estoylistapara irme!

    -Y el jefe?-levant lavoz Rodrguez para preguntar.-Termina de hablar por telfono,y tambin parte ...En esosinstantes Retamales, el gerente, sali desu ofici-na yconvozcortante orden:-Seorita Pussy, avise al guardia que ya nos vamos.Poncey Rodrguez: estn listos?Ponce asinti con un gesto.

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    . , TRECE CASOS MISTERIOSOS EL CASO DEL ATRACO AL BANCO MUCHOSMJLES 27-S -dijo Rodrguez.La seorita Pussy, con el abrigo sobre sus hombros, cami

    n con aire inseguro hacia el guardia que apareca tras unacolumna.-Nos vamos, Santelices -musit con su voz de gato alalto y fornido guardia que infl un poco ms su pecho.

    Los cajeros se dirigieron al gerente.-Seor Retamales, estamos listos para ir a la bveda-dijo Ponce con tono respetuoso.Rodrguez, ya con una caja entre sus manos, donde sealineaban clasificados v amarrados con elsticos los distintosbilletes, explic a su j ~ r-Son dieciocho millones fraccin.-Bien. Llvenlos ahora mismo -di jo el seor Retamales,mirando la hora, apurado por irse.

    Cuando los dos cajeros se aprestaban a obedecer , la puerta vidriada del banco dej ver en la calle una camioneta grisque se estacionaba al frente.-Viene el camin blindado, seor -di jo con gesto desorpresa el guardin.

    j No puede ser Hoy no corresponde -El gerente frun-ci el cel io.Pero ya tres hombres vestidos de guardias se acercaban ala puerta de en trada.Santelices pregunt:-Abro?-Aguntese un poco -di jo el gerente.Los hombres, afuera, esperaban.-Seorita Pussy: llame por telfono a la cenlral, y verifi-

    que si ellos enviaron el camin blindado a recoger el dinero-orden eljcfe a su secretaria.Ella, nerviosa, dej caer el abrigo de sus hombros y lomel auricular ms cercano. Pero no alcanz a discar: un estam

    pido hizo aicos el vidrio de la enorme mampara central,tres hombres irrumpieron, pistolas en mano.

    El guardia, rpido, desenfund su arma. Pero antes deque pudiera apretar el gatillo, un chorro de lquido helado loaraliz. En medio de una angustiosa respiracin que lo

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    9.f, TRECE CASOS MISTERIOSOShada toser, Santelices se sinti sujeto de brazos y piernas, ycon la presin de una enorme tela adhesiva en la boca. Cayde bruces al suelo.

    Todo esto transcurri en menos de un minuto; cuandoSantelices pudo mirar a su alrededor, vio a la seorita Pussytiesa en una silla, maniatada y con mordaza, mientras susenormes ojos maquillados clamaban por socorro. El gerentey los dos cajeros, boca abajo sobre el suelo, tambin con lospies atados y las manos presas a sus espaldas, miraban a lostres hombres de uniformes azules que huan con las cajas debilletes y suban a la camioneta.Todos ellos vieron cmo el vehculo se alejaba, raudo,con un chirrido de neumticos.

    No haba pasado una hora, y ya el inspector Soto interrogaba a los empleados del Banco Muchosmiles. Estos, sentados frente a l y an temblorosos, se esforzaban por recordarcada detalle elel atraco.-Sucedi todo como en las pelculas, inspector-gimotePussy, mien tras se abanicaba con un talonario de dcpsi los-:pri mero fue la explosin en los vidrios, luego el pobre Santelices paralizado, y yo ... tratada a empujones y sin ningn miramiento ...-Usted habla de vidrios quebrados, seorita, y nooy elruido de las alarmas?Los cinco empleados se miraron con desconcierto. Enverdad, nadie haba escuchado los timbres de alarma.El inspector anot algo en su libreta, y volvi a levantarla cabeza, an en espera de respuesta.Santelices, el guardia, dijo inseguro:

    -Las revisiones al sistema de alarma son diarias. Yo lorevis a las tres de la tarde. Y nadie extrao al banco conoccsu funciona mien Lo-En tonces, es evidente que alguien el banco desconectel sistema. -La voz autoritaria del seor Retamales tena untono de incredulidad.-Exactamente, seor, y no hay que ser demasiado perspicaz para darse cuenta de ello -Soto los mir, inquisitivo, y

    EL CASO DEL ATRACO AL BANCO MUCHOSMILESaadi-: Solamente ustedes cinco estuvieron aqu en latarde?-S, hoy s... -respondi la hablantina sel10rita Pussy,tratando de acomodar su melena ondulada.-Bien, bien. -Soto acarici el lbulo de su oreja-o Necesi-to, con detalles, la versin de cada uno de ustedes del atraco.-Ya se la di' -advirti la secretaria, algo asustada.-Cont slo el principio: siga adelante -dijo el inspector,tranquilizndola con una sonrisa.-Bueno, a ver si no me falla la memoria Luego que unoparaliz al pobre Santelices con ese aerosol horroroso iY nose imaginan cmo tosa - el otro nos encaonaba, mientrasque un tercero nos amarr uno a uno, de pies y manos. A mme dejaron en esta misma silla, con una tela en la boca, y, alos dems, incluyendo a mi jefe, los lanzaron al suelo de unsolo empujn ... Y se mandaron cambiar con el dineral

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    \E L C A S O D E L A T R A C O A L B A N C O M l J C l I ( } ~ M I I IU TRECE C SOS MISTERIOSOS-Alguien quiere agregar algo a lo dicho por la seorita?

    -interrog Soto.- odifcilmente podra aportar mucho, ya que ese maldito gas me dej fuera de combate y con la mente confusa:slo trataba de recuperar mi respiracin -expres el guardia,con aire cabizbajo-o Ese condenado aerosol fue ms rpidoque mi pistola

    -Recuerdo que uno de ellos era muy alto, moreno y conenormes ojos oscuros Podra decirse que tena aire oriental-advirti el gerente.-Ay Qu horror No vayan a ser terroristas ...Se imaginan que me hubieran raptado? -gimi Pussy.

    -Los tres eran morenos y de cuerpos ms bien fornidos-sigui Ponce-. Y si mal no recuerdo, uno tena un lunarentre los ojos, sobre la nariz.-Y usted, qu me puede decir? -El inspector mir a

    Rodrguez.-Corroboro lo que dicen mis compaeros, y creo que

    puedo agrcgar algo: estoy casi seguro de que la patente eraEE. o sea, de la comuna de La Reina. Tambin le los nmeros, pero con el nerviosismo no pude retenerlos.El inspector se vea pensativo.-A ver, hagamos una reconstruccin de escena -dijo,luego de unos instantes.Abri su libreta en una pgina en blanco, y se prepar adibujar.Los empleados se pusieron de pie, salvo la seorita Pussy,que continu en su asiento. Los cuatro hombres tomaron lamisma posicin en que los haban dejado los asaltantes: elseor gerente y los dos cajeros, tumbados en el suelo comosapos, mientras Santelices. tambin contra el piso, tosa enforma estrepitosa para hacer ms veraz la escena.

    El lpiz del inspector trabaj a toda velocidad. Una vezterminado el boceto se qued contemplndolo unos minutos.-Ustedes dicen que ]a camioneta estaba estacionada

    frente a la puerta, no? -puntualiz.-Exactamente -respondi Ponce.

    -As? y Soto levant su dibujo para quc t u ~ J ) vi,rano -As Ay, qu bien dibuja, inspector, me hizo igualita-se admir Pussv.-o sea, en dibujo no hay ningn error -insisti elinspector.-Yo dira que est perfecto -respondi Rodrguez.-Malo, malo, malo ... -musit Soto, y sigui mirando eldibujo.Los cajeros se miraron entre ellos y la muchacha suspirmuy fuerte. El gerente se morda las unas. Hasta que, depronto, los ojos de Soto se iluminaron y sus orejas parecieroncrecer.-Por este dibujo, que todos han apwbado como fiel a larealidad, debo decirles que uno de ustedes minti. Eso delataa alguien que quiere entorpecer mi labor. Y ese lguien esu5ledSu dedo casi toco la nariz de la persona aludida.El personaje acusado se defendi y neg su eu] pabilidad.Pero luego de un largo interrogatorio, que dur todo el dasiguiente, la verdad sali a relucir.Soto, otra vez, tena razn. y quien haba desconectadoel sistema de alarma para facilitar d trabajo de los ladronestermin confesando su accin.

    Lector: qu hay en el dibujo ele SulO que Ik \ 'l a laevidencia de que uno de los empleados minli')

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    TRECECASOSMISTERIOSOSCRUCIGRAMA DEL BANCO MUCHOSMILES

    Horizontales:1. Reginde famoso mago.Nmero ecajeros.2. NombredelBaru:o.3. Pueblo indgena pre

    cordillerano. Muere porla boca.4. Si eslargo, prometes car-ta (inv.).Cierto y de san-gre azul.

    5. Haban llegada a ltima hora (sing.) En la fbulase infl hasta reventar. 6. Apura. Cartas geogrficas (inv.).

    7 ...TseTung. Empleis (inv.). Inteljeccin telefnica.8. Atrvete,hibernadora mamfera. Media amigade Tobi. Orejudainspectar9. Color {le unif017ne:s e asaltantrs.Terminacin verbal.10 Mar in ls (inv.).Ursula Yez.Alcoholpara tortillasen llamas.11. Batraciosmirones.Verticales:l Abuela alemana.2. ZoilaUribe.Las cinco vocalesrevueLtas.3. ComoRodrfguezyPorlce.4 Nombre chino. Voealescuadrillizas.S. No lodices.Antes de ser pescado (inv.).6 Seoras para Adanes (inv.). Ingenuo.7. Mster. Barbudo escritor chileno para niiios,auLordeAntai.8 Periodicidadde revisinal sistemadealarmas.9. Artculo neutro (inv.). Secretaria delgerente.

    10. Dejaa un lado.11. Apellidodelgerente (inv.).12. Plumfero remedn.

    EL CASO DEL ZAFIRO DE DOA SARA(Idea original de Elvira Balcells)

    Erase una vezuna viejamuy sola.Tena pornica alegra vivir de sus recuerdos. Todaslas noches, antes deacostarse, abra laantigua arca de madera tallada para contemplar los vestidos que us en su poca de

    gloriosa juventud, en compaa de su marido ya muerto.Muchas veces,frente al espejo,con la tnica deseda indiasobrepuesta sobre su empequeecida figura, se imaginaba

    nuevamente apunto de salir auno de esossaraos organizadospor sus excntricos amigos. Qudiferencia, la deesa vidamundana que la haca llevar su esposo,con lasolitaria vejezdel presente! Entonces, la triste anciana, en vezde buscar elconsuelo de un amigo -pues ya no lequedaban- seaferrabauna vezms auna vanidad: su cajita de oro,smbolo para ellade un antiguo esplendor. As, todas lasmaanas, loprimeroque haca era coger delvelador su dorado objeto yhablarlecomo si ste tuviera vida.Esemartes doa Sara amaneci con un pequeo malestar en el pecho.

    -Es por oCulpa de Roberto -se confi a la cajita, luegodelevantar su tapa-o Este sobrino mo,siempre con sus problemas de dinero que yono puedo solucionar ...Es que Nidia, sumujer, es tan exigente ...Doa Sara palp su garganta: le pareci que el dolorascenda por su cuello, y apretaba como una gargantilla.Aunque no eran ni las siete de la maana, sedecidi allamarala empleada; pero, antes dehacerlo, volviatomar la cajitacon manos temblorosas ysusurr:

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    .l4 TRECE CASOS MISTERIOS OS-Maana seguimos conversando, me siento muy maL., yno debo arriesgarme a que sepan de ti.En respuesta, un ojo resplandeci: incrustado en un engarce de oro, en el fondo de lacaja, un enorme zafiro lanz susdestellos azules.La vieja sinti los pasos de Gladys que suba la escalera.Entonces cerr de un golpe el valioso objeto y 1 guard en elfondo de su velador. En l momento en que iba a echar lIavc ala cerradura del cajn, nuevamente un dolor la atenaz.Cuando Gladys entr en la pieza, doa Sara, desplomadasobre su almohadn, yaca sin sentido.A los gritos de la muchacha lleg Petronila, la cocinera,que corri hacia el lecho. Toc las manos fras de su patrona einclin su cabeza para escuchar su respiracin: la ancianaemita un dbil quejido.-Llama a la ambulancia -orden a la joven con voz demando-o La seora se nos muere Gladys sali corriendo.

    EL CASO EL Z FIRO DE DON S R

    Doa Sara abri los ojos. Cerca de la ventana, una enfermera, con su blanca cofia iluminada por los rayos de la luna,se mantena en silencio. La anciana trat de hablar.-Shhh .... tranquilita -dijo la enfermera en tono amable,ponindose rpidamente de pie para encender la luz del velador. Observ el rostro de la viejita y, luego de humedecer unalgodn con agua, lo pas por esos resecos labios.-La cajita ..., la cajita ...-Quiere agita, seora? -susurr la mujer.-La llave...- Tranquila, seora, le vaya dar agita de la llave.Doa Sara hizo un enorme esfuerzo y se incorpor amedias en la cama.-Me lo robaron! Lo so!En ese momento, Roberto abra la puerta de la pieza.-Ta! Cmo est? -Su cara se vea preocupada.-Robertito, por favor, s que me robaron el zafiro de lacajita. Necesito que revisen el velador: la llave est puesta. Siha sucedido lo que pienso, llama a la polica La anciana perdi aliento.Roberto se acerc entonces a su ta:-Ta, no se agite Por qu se imagina esas cosas?-Lo so, hijo..., lo so.-La voz de doa Sara era imperceptible.-Pero, ta -Roberto esbozaba una sonrisa.-Roberto, la polica Roberto: te lo ordeno.El sobrino alz la mirada y se encontr con los ojos de laenfermera. Roberto levant los hombros y la mujer le murmur:-Sgale la corriente. No es bueno que se agite.Pero doa Sara alcanz a orla:-No, Roberto, no me engaes. Llama a la polica!-No la engaar, ta: ir a su casa y revisar el velador. Sino est su joya, avisar a la polica. Se lo prometo. Aunqueestoy seguro de que nada ha sucedido.El sobrino palme con cario un brazo de la enferma.Esta suspir, aliviada, y cerr os ojos.

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    7TRECE CASOS MISTERIOSOSA las ocho de la maana el inspector Soto estaba en eloscuro saln de doa Sara, con la cajita cerrada entre susmanos ...Petronila, la cocinera, con su albo delantal sobre el uniforme verde, deca con voz gruesa y firme:-Pobre seora, pobre seora ... Primero la enfermedad, yahora esto.Roberto, con una sonrisa un poco forzada, acot:- Tengo las mejores referencias d e usted, inspector Soto.S de sus muchos casos resueltos con gran xito.Soto carraspe y movi sus grandes orejas.

    ~ l g u i n ms estuvo ayer en esta casa? -pregunt. Ycon un leve movimiento de su ndice levant e hizo caer latapa del dorado objeto con un crujir de bisagra.

    -Aparte de la Gladys y yo... usted, pues, don RobertoSoto desvi la mirada hacia el joven.-Ya qu vino?-Bueno ..., a ve r a la ta. Y entonces me enter de que ellaestaba en la clnica.-La viene a ver muy a menudo?-Es mi nica ta, y la quiero mucho.-Pero, cun seguido la viene a visitar?-Como una vez al mes.Soto medit.-Podra venir Gladys, seora Petronila?La mujer camin con lentitud y su gruesa voz retumb enla casa:-Gladys' Nia, ven rpido y regres junto al inspecto',murmurando-: A estas jvenes modernas lo nico que les interesa es la ropa y el peinado. Segul'O que se est aneglandoPetronila no dejaba de tener razn: la muchacha venamuy maquillada y a su paso dejaba un fuerte olor a perfume.- Sii?-Sabe usted por qu estoy aqu? -fue la pregunta deSoto.-Ni idea -sonri la muchacha con displicencia.- Usted saba lo que guardaba su patrona en esta cajita?

    EL CASO DEL ZAFIRO DE DOA SARA-Ni idea No la haba visto nunca La seora es bastante

    desconfiada, y tiene la mana de guardar todo con llave,-1;.n eso la Gladys tiene razn -coment Petronila contono resentido.El inspector se dirigi a la cocinera:-Y usted, Petronila, saba lo que guardaba la sellaraaqu adentro?

    -Bueno, yo haba visto esa cajita, pero cerrada. Quin seiba a imaginar que haba una joya adentro- Yo lo saba, inspector, y tantas veces le dije a mi ta queese no era un lugar para guardar algo as. --El ndice eleRoberto frot con nerviosismo su barbilla.El inspector no respondi. Miraba con insistencia la punta de su zapato.-Perdn, pero qu guardaba exactamente ah la seora?-pregunt Gladys.-Bueno, don Roberto sabe ... -comento Pctronila con ex

    presin maliciosa.-Un valiossimo zafiro azul -respondi el sobrino, muyserio.Gladys emi ti un silbido, y Petronila se llev una mano alpecho:-Qu descuido'

    t

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    3911\1:\ 10: ( AS(),,, MIS I I :R/OSOSSeprodujounsilencio,Todosmiraronalinspectorras-carsepacientementesuorejaizquierdamientrasmirabaunpuntofijo enel techo.-Dndeestel telfono?-dijoal fin,solemne.Gladys, con su ndice, mostrunosobre lamesita decaoba,Sotodisc unnmero.Luegodeunos instantes,suvozsonseca:-Al?RalOlave?AquSoto,Envade inmediatounradiopatrullasaIrarrzaval4074.S,porsupuesto; tengoalladrn.Lector: es tu turno para dilucidar el misterio. Quinrobel zafiroazuldedoaSara?Gladys,PetronilaoRober-to?Responde,yda tus razones.

    ELCASODELZAFIRO DE DOASARACRUCIGRAMADEDOASARA

    Horizontales:l. Segn Pelroru"fa, Gladysloera. Z2. Prendadeveslirque SOlO

    miraba corl insistencia.Lo hicecuandome con-taronunchiste (jnv.). ), Disco quedetiene a los automovilistas. Apuran. Seflor. 4. Malvadamujer.Infinitivoparaenamorados. 5. Trmino de rebaje para costureras. Bahia (inv.). No provoques la de los dioses. 6. Ta mbi n i lu s tr los cuentosdeGrimm(inv.). ConsuelodedaliaSara. 7. Rasc pacientementesu oreja. Destino.

    8. Medioprogeniloro Portar.9. Avala(inv.). Igual que Petrol1ila.10, Elquecalza50loes. Ligade NuevosAstronautas.11. Sobrino.Pngaledorado.12. AhE seguardaba la cajira.Ascelldra por el cuello dedOlaSara.Verticales:1. Naciones.(inv.).2. Piu1.rapreciosa delcuento.Anciana.3. SiseatOranloharn (inv.).Letrabailadora(inv,).4. Cabezade tuna!Cilindro.5. Balbuceode beb.Regalen.6. Ledicenalevanglico(inv.).Peasco (inv.).7. Colorde cajitasparadmia Sara.Repetidoesun mono.8. Huy,qupicante!Sonidoparagallina.9. Alegra.Lefaltun tinparaladrar.10. LedicenaElena.Huracn.11. Terminacin verbal. Si tuvieranna"u"alfinal,maullara.Dosvocalesdistintas.Altculoneutro (inv.).12. Al mismo nivel (inv.).Se equivoctantoquelepuso tres"r"en vezde dos.13. Qued,"inUave. Notamusical(inv.).

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    EL CASO DE LAS SECRETARIASQUEJUMBROSAS

    -Al? El inspector Soto, por favor.-Con l, dgame.-Hola, Heliberto! Habla Juan Mancilla.-Juan Gustazo, hombre! Enqutepuedoservir?-Problemas Necesito tu ayuda ...'-Dime.-Esta maana hubo un robo en la oficina: podras venira verme?

    -Se ha movido alguien desde el momento en que lodescubris te?-Desgraciadamente, creo que me di cuenta muy tarde:estuvo la hora de colacin de por medio.-Lstima! Estar ll lo antes posible.-Gracias, viejo.El seor Mancilla sali de su despacho, y cuatro secretarias vestidas de verde y azul lo miraron expectantes.-El inspector Soto estar aqu en un ra to ms, seoritas.Hganlo pasar. Mientras tanto, Silvia, pseme las llamadas

    pendientes.No haban transcurrido diez minutos cuando Soto, deterno gris y corbata de humita, se presentaba en la oficina deabogados Mancilla y Hermosilla.-El seor Mancilla? -pregunt Soto, corts.-De parte de quin? -inquiri una secretaria rubia,solcita.-Heliberto Soto.

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    EL CASO DE LAS SECRETARIAS QUEJUMBROSASl TRECE CASOS MISTERIOSOS

    -Ah, s Tome asiento, por favor. El seor Mancilla esthablando por telfono. Lo recibir en cinco minutos. -Lasecretaria dio una rpida mirada al tablero de la centralitatelefnica que marcaba una luz roja.El inspector tom una revista y se hundi en un silln decuero. Se sumi en una atenta lectura.

    Una de las secretarias se quej. Soto, abstrado, ni siquiera levant la cabeza.-Qu te pasa, Rebcca? -pregunt una morena de moo.-Otra puntada en el odo y la aludida se llev la manoderecha a su oreja.-Si supieras cmo me duele a m la cabeza, despus de laescenita dc esta manana -coment Silvia, bajando la voz ymirando de reojo al inspector.- Quin tiene una aspiFina? -se oy una tercera voz.-Qu te duele a ti, Pamela? -pregunt Rebeca.-La famosa muela del juicio -respondi esta con cara desufrimiento.

    - Te cambio tu dolor de muelas por mi maltratada columna ... Anoche cre que me mora -refunfu Angela, sobando sus espaldas con ambas manos.-A ver: quhay aqu? -dijo Rebeca, abriendo el cajn desu escritorio-o Recurramos a nuestro botiqun de urgencia:ofrezco pomada antisptica, parches curitas, crema humectante para cutis seco, aspirinas, gotas para la otitis, coliriopara los ojos, a ver, a ver ..., pastillas de carbn, alcohol...

    En ese momento Una campanilla anunci que la lneatelefnica estaba despejada, y Silvia anunci:-Seor Soto, haga el favor de pasar.

    Soto se puso de pie lentamente y avanz hacia la oficinade su amigo. Cerr la puerta tras l y se encontr con el rostropreocupado dc Mancilla que lo saludaba con su mano extendida.-Soy todo odos -seal el inspector, rascndose conenerga dlbulo de su oreja izquierda.Juan Mancilla comenz su relato.-Esta maana me llam mi socio, Ral Hermosilla. Medijo que haba olvidado su billetera en la que haba un cheque

    abierto por quinientos mil pesos, en el primer cajn de suescritorio. En ese momento recib un llamado de mi seora-que no fuc en realidad muy corto- y cuando fui a la oficinade mi socio ya el cheque no estaba en la billetera.

    -Y las secretarias?-En ese instantc haban partido a almorzar.-Cunto rato, ms o menos, hablaste con tu seora?-Mnimo un cuarto de hora: haba un problema con unode nuestros hijos en el colegio ..._ Quin ms puede haber odo la conversacin con tusocio? -Soto ahora rascaba su otra oreja.-Nadie ms Es una lnea directa a mi despacho que nopasa por la central telefnica de la secretaria, aunque , ahora que 10 pienso ...

    -S?

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    1 1 TRECE CASOS MISTERIOSOSEn l segundo piso hay una oficina en desuso, cuyo1l'kfuno liene una doble lnea con este, pero nadie lo ocupa.Qu hay en esa ofici na?-Muebles viejos y un pequeo bao.-Entonces est claro, pues, hombre. Alguien escuch tu

    conversacin por el otro telfono -exclam SOlo-o No escuchaste un dic?-En real.dad no me di cuenta de ese detalle -dijo elabogado, confuso.-Podramos visitar esa oficina? -pidi el inspector.-Por supuesto.

    Las cuatro secretarias vieron pasar a su jefe, seguido delorejudo inspector, que inclin levemente su cabeza ante ellas.Luego ambos subieron por una estrecha escalera, hasta llegara un pequeo cuarto que pareca abandonado, tal era el polvoque cubra escritorio y estantes. En el fondo de la pieza habauna puerta que Soto abri: era el bao. Se volvi hacia suamigo.-Y el telfono? -pregunt, mientras buscaba a su alrededor.

    EL C SO DE lAS SECRETARIAS QUEJUMBROSASMancilla le indic una pequea mesita, arrinconadajun

    o a la ventana. El inspector Soto se acerc y mir el aparatotelef-oico, sin tocarlo.-Las huellas digitales -grit Mancilla, sonriente.-No te hagas ilusiones, mi amigo. Notas que el auricular est limpio, mientras que el resto del artefacto est llenode polvo Estamos ante un ladrn que sabe lo que hace.Entonces Soto, con mucho cuidado, levant el fono. Conmirada de lince lo examin de cerca, y algo llam su atencin.Toc con la yema de su ndice la parte superior del auricular,en tre los pequeos orificios para escuchar. Luego oli su dedoy lo frot contra la yema del pulgar.Cerr los ojos para pensar. Cuando los abri dijo:-Aunque no me lo crcas, amigo, el caso cst resuelto. Unade tus secretarias tendr mucho que explicar.

    Lector: Algo advirti Soto en el auricular que lo llev aidentificar a la culpable. Podras t decirnos qu? Identificaste, t tambin, a la secretaria culpable?

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    471/, TREC E C SOS MISTERIOSOS EL CASO DE L S SECRET RI S QUEJUMBROS S11. Mancilla lollam en su auxilio.Si tuvieraenmediouna"o"golpeara,'! SI('IWClGRAMADELAS SECRETARIASQUEJUMBROSAS tuviera una"i"seria ungestonervioso.12. Usted.Prot.aclimo.Ancianos.13. Partedell/1dice con que el inspectur loc elauriclllar. Igual que mal'ZO.Ilol'zonlales: Nombrerabequeabressamos.

    l. Duea de su casa. Luabri para buscar re/He-dios. Adverbo de canti dad. 2. Posesiva. Cuidador de harn.Prepusicindadi-vosa3. Como las cuatro jvenes delcuell/O. 4. Dios mahometano. Pre posicin invertida. Hay (oI I I

    /2\ I I \ \ \ \ \ \de letrasytambindest'omula.5. Bicho de pucu precio Dalecuenta 6. Receptculosparaalma-cenarpapas. Pronombrepara el CidCampeador. 7. Por Poder. Miray anda.

    8. Pri//lero!i'ecine;IOde Rebeca. Mal deRebeca.Y. Tienesuslo(inv.).CO/110 la //liradade Soto./0. Dios(iv.). ['araelcutis seco de Pal7lela. Risanica.11. Antiguo nombreparaTailandia (inv.).Lasda el cuc.Aniculoneutro(nv.).

    12. Sala lo Ioc con layema de Sil dedo. De ~ t manera.

    Vert.icales:l. Adverbioque avecessedescose(inv.). Formaverbal queendereza.2. UrlQ deellas le daifa aParnela.Agua francesa.3. Fazonerosa.Calcularel largo.4. Notamusical(inv.).ComolaVenusdeMilo(iuv.).Afirmaycondiciona.5. Eldel Lo noes literario.Quintaletra.6. Hormigainglesa.Hayquienes ioguardanbajola manga.OnomaLopeya ele esLornudo. 7. Nombre de Mancilla. Papel.8. Reja(inv.J. Prendade vestirpara jvenes.9. Cargaelctrica (inv.). Ant.e Meridiano.Estafar.In. Las habla en elbOliquln de urgencia.

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    EL CASO DE L MOTO EMBARRADA

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    Marcelo, Gonzalo, Ignacio y Felipe rodeaban la moto negra y brillante de Rodrigo.Marcelo clavaba sus ojos extasiados en losrayos ele las grandes y potentes ruedas quehacan adivinar la velocidad que podan al-canzar. Gonzalo acarici el manubrio, toc con la punta desus dedos el acelerador manual, y elev sus cejas en un gestode admiracin.-Fiuu -silb Felipe, con las manos en los bolsillos desus p31'clJados jeans.-Puedo probarla? -pregunt Ignacio con ansiedad.-Nones Ese es mi privilegio -fue la respuesta categrica de Rodrigo.-No seas mal amigo -dijo Gonzalo, entre serio y bromista.-No soy mal amigo: ni yo la puedo usar an! Promet ami pap que no andara en ella hasta no tener licencia deconducir.-O sea, que nunca la vamos a usar -dedujo Marcelo, congesto de desaliento.

    -Me temo que no todava si no tienen tampoco la licencia-se encogi de hombros Rodrigo.Los amigos se quedaron en silencio.-Te imaginas el impacto que yo causara en Francisca sime viera llegar en esa moto? -suspir Gonzalo.-Fiuuu -fue la respuesta dc Felipc, an con sus manosen los bolsillos y acariciando la moto, ahora con su mirada.

    Rodrigo golpe sus palmas.

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    -f:3LIL l1o, por hoy se guarda -dijo, mientras empujabaSUlVL l11enle el vehculo hacia el garaje-o Acurdense de laprueba de qumica de maana-Tener una moto nueva y pensaren estudiar ... -coment Marcelo.-Y vas a dejar la llave puesta) -se sorprendi Ignacio.-Ests loco? La dejar escondida. y Rodrigo colg lallave en un clavo, bajo un mesn atiborrado de botellas y

    tarros de pintura viejos.Luego de dar una ltima ojeada a la moto y de preguntar asu dueo todo tipo de detalles tcncos, los amigos volvieron areco-dar su prueba de qumica, y se despidieron apresurados.Ignacio, Marcelo, Felipe y Gonzalo se alejaron arrastrando sus zapatillas deportivas, las manos en los bolsillos de losgastaclos jeans. Uno a uno fueron entrando en sus casas delbarrio.Cuando Marcelo, el ltimo en traspasar la reja de suantejardn, llegaba a la puerta de entrada, la lluvia comenza caer copiosa.

    A las once de la noche, un plr de zapatillas blancas".litaron, esquivando charcos, y llegaron hasta el garaje deRodrigo. Una mano nerviosa abri l puerta y busc bajo lamesa con botellas y tarros. Luego, la figura enfundada enicans empuj silenciosa la moto hacia la calle solitaria.Dos horas despus, la misma figura repeta la operacin,pero a la inversa. Despus corri por el barrio, y una puerta secerr con un tenue chasquido.

    A la maana siguiente, los cinco amigos se levantarontemprano para ir a clases. Pero Rodrigo, antes de salir, abriel garaje para dar el primer vistazo del da a su Oamantemoto. De inmediato, algo llam su atencin: las relucientesruedas del da anterior y los impecables cromados que haban despertado a admiracin de sus amigos, se vean ahorallenos de salpicaduras de barro. Su ceo se endureci y busclas llaves: all estaban, en el mismo lugar donde l las habadejado. Tuvo un momento de indecisin, pero mir la hora ysali corriendo para alcanzar al bus que pasaba por la esquina. Su nico pensamiento, durante el viaje hacia la universidad, fue tener una rpida reunin con sus amigos y aclararcon ellos el misterio. Alguien tendra que explicar muchascosas, porque -no caba duda- uno de ellos haba sacadodurante la noche su fabuloso regalo.Luego de la prueba de qumica, que fue difcil y larga, loscinco estudiantes de primer ao de ingeniera se reunieron enla casa de Felipe, invitados por este a tomar unas bebidas.Todos bromeaban, ya relajados de haber pasado la prueba.Menos Rodrigo, que miraba hogco a cada uno de sus compaeros.-Animo, hombre, tan mal no te puede haber ido -brome Marcelo, dirigindose al serio amigo.-Ests con cara de funeral-coment Gonzalo, s ~ i e n d o el volumen de la msica.-jY teniendo esa moto, andar as me parece increble-El tono de Felipe era de enojo.

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    1) l ldCjo, pUl SU parte, slo se encogi de hombros, mienl l ~ u l l l aba un sorbo de su bebida.

    Rodrigo se puso de pie y apag con gesto brusco el equipode rnsica.- Tengo que hablar con ustedes a propsito de la moto-comenz.Todos lo miraron, extraados de su gravedad.- Qu te pasa, Rodrigo)-pregunt Felipe, sirviendo msbebidas en cada vaso.-Alguien sac mi moto anoche y la dej toda embarrada-dijo bruscamente Rodrigo.Los otros se miraron en silencio y, antes de que dijeranalgo, Rodrigo insisti, con tono duro.-Necesito que cada uno de ustedes me diga lo que hizoanoche.- y por qu dudas de nosotros? -habl primero Ignacio,levantando hombros y manos en un gesto de extraeza.-Porque son los nicos que conocan el escondite de lasllaves.-Medio escondite -se escuch decir a MaJ-celo.-Qu hiciste anoche, Mal celo) -pregunt entonces eldueflo de la moto.- Yo, mi viejo, com, me acost, intent estudiar en lacama ... y me despert esta maana con el lihro en la cara.-Lo que es yo, me dediqu a estudiar y luego me relajcon un superbao de tina, antes de acostarme -dijo Felipe.-Yo, despus de estudiar, vi la ltima pelCula de la

    noche Claro que no me pregunten cmo se llamaba, porqueera de esas antiguas ... -explic Ignacio.-Y t, Gonzalo) -pregunt Rodrigo, serio.-Yo, fui a ver a Fmneisca. Tengo derecho a pololear, no)-Hasta qu hora) -volvi a inquirir Rodrigo.-Hasta las.,. once, seran), qu importa De ah, derecho a estudiar qumica.En ese momento los muchachos se pusieron de pie parasaludar a la mam de Felipe que entr2lba en el living.-Qu taP -dijo ella, afable. Y dirigindose a Marcelo,afladi-: Parece que hubo barullo anoche en tu casa

    -Barullo? -se sorprendi el aludido.-Cmo) No te enteraste?La expresin de Marcelo era de real consternacin.-Es que soy de sueo pesado ... y sal tan temprano en lamaana Nadie me dijo nada'La seora sonri.

    _ j Estos jvenes l Sucede que a tu mam anoche le dio unataque a la vesicula, y el doctor Lpez, nuestro vecino, tuvoque ir a verla Claro, lindo, no quisieron despertarte Ycmo les fue en la prueba)

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    TRECE CASOS MISTERIOSOSLos amigos abrieron la boca para responder al torrenlede palabras de la seora, pero sta, sin dar lugar a quc otrohablara, sigui, dirigindose a Gonzalo:-Lindo, supe que Francisca est con hepatitis.Todos miraron a Gonzalo.-Y cmo no nos habas contado? -pregunt Felipe.-Y por qu tena que contarles? -se defendi el amigo,

    algo molesto.-Tan reservado este nio ... -sigui la mam de Felipe-.Me dijo la seora del doctor Prez que tena para dos meses decama ... -Y, cambiando el tema, grit hacia la cocina-: Laura,es el cartero el que acaba de tocar el timbre?-No -se oy u na voz joven-o Es el gasfter que viene a verpor qu el califont no funciona ...-Ah, ifinalmen te , porque ayer lo esperamos duran le elda entero. Ojal que no suceda lo mismo con el electricisla,porque despus del corte de luz que tuvimos anoche, algopas con la lmpara del bao ... Todos los desperfectos vienen juntos A ustedes no se les cort la luz anoche? -pregunt dirigindose a todos a la vez.Los jvenes, un poco mareados con tanta conversacin,se encogieron de hombros, menos Ignacio, que contest, amable: -Solamente parpade un poco, mientras vea la pelcula ... -T tambin viste esa pelcula maravillosa de la DorisDay? -Inici una nueva conversacin la seora.-S, s, claro -respondi Ignacio, mirando de reojo aMarcelo, can cara de "hasta cundo'"Por suerte, para los muchachos, la voz de la empleada,desde la cocina, se volvi a escuchar:-Seora, podra venir?Ella entonces, prometiendo volver ms tarde, sali de lahabi tacin.

    Rodrigo, cabizbajo, miraba los dibujos de la alfombra.Cuando levant la cabeza, sus ojos se clavaron en uno de susamigos.-Ahora s que fuiste t -afirm.

    El rostro de uno de los muchachos enrojeci:-Perdname, no aguant la tentacin -d"ijo de in mediatoo

    Lector: Cmo supo Rodrigo quin haba sacado su moto? Cul de sus amigos, evidentemente, minti?

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    EL MISTERIO INICIACrON E INCITACIONPor earios turra

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    La idea de misterio es mucho ms amplia y ms misteriosa- que lo queparece a primera vista. Desde luego, vivimos rodeaqos de misterios; claroque, como ya estamos acostumbrados a la mayora, no nos llaman la atencin en lo ms mnimo. Todo lo que ignorarnos y difcilmente sabremos es unmisterio: no hay para qu dar ejemplos. De ellos estn llenas las mentes delos hombres, el hogar del vecino, las religione s y las ciencias, el universo, unagota de agua, nuestro porvenir y nuestro pasado, la filosofa, los lib ros dehistoria, las historias de los libros.Pese a su amplitud y prolferancia, el concepto de misterio ha idoquedando reducido, sin embargo, a los lmites de lo detectivesco; cine,novela, cuento, teatro de misterio: todo ello es detectivesco. Pocos harn lareflexin necesaria para conectar la palabra misterio, usada en esas condi-ciones, con las nobles y profundas races del misterio en s, que es taninfinitamente ms grande que lo detectivesco y que es lo que brinda a lodetectivesco, precisamente, su carcter misterioso; tambin se 1 brinda amuchas otras cosas.

    Ha habido tiempos mejores que los actuales para el concepto de miste-rio: cuando ste era, por excelencia, l misterio religioso. An hoy el misteroes la esencia de la religin y el misterio religioso sigue siendo el esencial, peroen l uso comn ya no es este significado el que prima,Prima una eierta banalizaci6n o relajacin de la palilbra. Prima elmisterio barato.Pero siempre prima lo barato, en todo no se salvan ni siquiera ciertosmomentos privilegiados de la historia humana).La gracia y las muchas gracias- est en que haya quienes sean capacesde sustraerse a lo barato e interesarse por lo valoso, aunque sea costoso.y parece indiscutible que hay quienes se dedican a costosos, lujososmisterios, en todos los mbitos de la vida, incluso en lo literario.El misterio toca a la literatura en un doble sentido: para el que escribe,son misteriosos los lmites de la creacin literaria, para el que lee sonmisteriosos los acontecimientos narrados y el arte del narrador,

    Al buen escritor le preocupa saber la torma -y la f6rmula- que lepermita llegar a dar con la obra perfecta; tiene pistas varias: las que le dejanotros buenos escritores, principalmente, y tiene tambin algunos instrumentos que le ayudan en su investigacin, corno su propia experiencia y destreza,

    120 2COMENTARIO DE CARLOS TURRAyen ciertos casos mayores, incluso su genio. Pero la forma o frmula precisapara dar con la obra perfecta -con "el crimen perfecto"- mantiene sucalidad de misterio. A lo lejos, un gran escritor resuelve ese misterio mediante una obra perfecta, o a lo menos mediante una obra maestra; luego es

    COMENTARIO DE CARLOS ITURRAEsos dos tipos de misterios estn ntimamente ligados y su atractivodepende, al fin de cuentas, de la habilidad del escritor para manejar laforma, puesto que el argumento es una de las facetas de la forma; estincluido en ella. El lector que slo se fija en lo que se le cuenta, y no se fija en

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    incapaz de explicar cmo la logr; incapaz de trasmitir su secreto a otros, yla bsqueda sigue.El buen lector, por su parte, pierde el inters por la lectura si es que estano lo impulsa a continuar hasta la resolucin del misterio.Ese misterio que mueve al lector puede ser de dos tipos, o, mejor dicho,por dos tipos de misterio pueden moverse los lectores: en primer lugar, elmisterio de saber cmo resuelve el escritor -mediante su manejo de laspalabras- el o los problemas planteados por yen la narracin, y en segundolugar, el misterio de saber cmo termina la obra, qu pasa con los personajes,cul es el fin del argumento.En la apreciacin de cualquier trabajo artstico ocurre igual: podemosinteresarnos por la belleza del paisaje que ha pintado un pintor, o por labelleza con que ha pintado el paisaje.O sea, por el asunto o por el arte. Y podemos interesarnos en ambos porigual, o con preferencia para uno u otro.En los comienzos de la apreciacin esttica todos atendemos ms alaswlto que al arte, y preferimos un cuadro con bonito paisaje, aunque estmal pintado, antes que el cuadro de un paisaje feo pero bien pintado.Un paisaje feo no es grato de ver; en cambio, contemplar una hermosapintura de un paisaje feo, es tan grato como contemplar un hermoso paisajeA medida que vamos creciendo por dentro -lo que ser muy difcil deevitar, ya que basta para ello el paso de los aos- nos vamos dando cuenta deque en realidad es ms hermoso (y de que por ende es ms arte y es mejor) unfeo paisaje pintado bien, que un paisaje bonito pintado mal. Vamos aprendiendo a distinguir entre la forma y el fondo y comprendiendo que lo queimporta es la forma. No slo porque es en la forma donde se revela el talentode un pintor -o de un escritor o de un artista cualquiera- sino porque de laforma, adems, depende el fondo.Para escoger un paisaje bonito no se necesita demasiado talento; cual-quiera puede toparse con un crepsculo maravilloso y tomarle una conven-cional fotografia. Pero tomar una maravillosa fotografa de un crepsculoque no es maravilloso, eso s requiere talento. La pelcula puede contar unahistoria muy entristecedora, o muy inquietante, pero )i la cuenta con artesaldremos del cine no inquietos ni tristes por la historia, sino felices por elmomento de placer esttico que nos dio la belleza de la pelcula.En suma, gracias al arte vamos aprendiendo a descubrir la belleza de lascosas "feas", que eran feas hasta que el artista nos mostr, con su dominio dela forma, que tenan un aspecto bello. Sin dominar la forma, el artista habrasido incapaz de lograrlo: incapaz de hacernos ver ese fondo. Pues bien,ambos tipos de misterios nos inducen a continuar la lectura de una obra: elmisterio de saber cmo enfrenta y resuelve el escritor los desafos que seoponen al desarrollo de su narracin, y el misterio argumental de la narracin misma, de la trama: qu pasa enseguida ...

    cmo se lo cuentan, est perdindose la parte principal del disfrute de labelleza, el misterio principal -limitndose a una sola de las facetas de lacreacin- y comulgando con ruedas de quizs qu carreta maloliente.Por otra parte, ha habido desde antiguo escritores que de entre todas lasposibilidades de lo literario, han escogido la del misterio meramente argu-mental para dedicarle su trabajo.De ah que existen la novela de caballera, la picaresca, la de aventuras,la de espionaje, la policial. Ellas y otras ms se han ido dando a trav s de lostiempos, porque ha habido escritores con especial talento para manejar lasexpectativas que crea el misterio de un argumento y porque ha habidolectores que han buscado ante todo ese misterio. O sea, porque han coincidi-do las aptitudes de ciertos narradores con las preferencias de ciertos lecto-res. Unos y otros han reducido el concepto de misterio, refirindolo exclusi-vamente al desarrollo argumental, de modo que lo nico que lleve al lector aseguir la lectura iY vaya cmo lo lleva, en algunos casos - sea el deseoirresistible de saber qu pasa a continuacin: quin le qui tsus perlas a la taPerla, esa elegante y descuidada ta rica ...Por este motivo es que las obras de misterio, aquellas que centran suinters en el planteamiento, evolucin y desenlace de una historia, han sidoconsideradas por la generalidad de Jos estudiosos y de los amantes de labuena literatura como de segundo orden. Se estima que son superiores y queproducen un deleite ms refinado las obras en las cuajes la calidad delargumento va acompaada -va siendo producida incluso- por la calidad dela prosa; es decir, por la forma. Estas son las obras de mayor mrito. Se lereprocha a la literatura de misterio, adems, la convencionalidad de susmtodos y lo repetido de sus misterios.No por eso, sin embargo, deja nadic de desconocer que una obra plantea-da como de puro misterio puede alcanzar Wl nivel literario muy alto, ni quegrandes escritores han dedicado algunos trabajos a ese gnero, con excelen-tes resultados. Siendo de segundo orden el gnero de misterio, puede produ-cir obras de primer orden. Edgar ABan Poe, Carlos Dickens, G. K. Chesterton,Henry James, son algunos autores de gran literatura que han aportadoestupendas piezas al gnero de misterio; Agatha Christie, J, H. Chase, Geor-ges Simenon, por su parte, son autores de misterio y entre sus obras sepueden encontrar unas cuantas dignas de se r consideradas magnfica litera-tura.

    En la actualidad se entiende por gnero de misterio, casi nicamente, elpolicial. Como se ve, eso no slo implica una reduccin del concepto demisterio, sino tambin del concepto de misterio literario: no incluye nadarelavo a la forma y, en cuanto al contenido, no incluye nada que no serelativo al esclarecimiento de un delito; por lo general, asesina to o robo, ouno antes o despus que el otro. Ta Perla pudo morir al ver que no estabansus perlas, o pudo estar muerta cuando se las robaron.

    22 23OMENTARIO DE CARLOS lTURRA(Una simptica diferencia entre el reducido misterio policial y el csmi-co misterio religioso, es que el religioso no se resuelve, pues es inaccesible ala razn Si una novela policial presentara un misterio inaccesible a larazn y no lo resolviera, no sera novela policial, y probablemente ms de un

    COMENTARIO DE CARLOS [TURRADos veces inicitica, por policaca y por infantil, csta obrita ingeniosapodra llegar a arrastrar detrs de si, como el Flautista famoso, a todos losnios del barrio.Despus de leer estos '''Trece casos misteriosos , sus lectores habrn

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    lector defraudado se querellara contra el autor; o los deudos del autorcontra el lector ) Es indudable que result.a grato leer de vez en cuando unaapasionante novela policial-y hay personas que lo hacen todo el santo da-,a pesar de que sea una lectura de segundo orden.Despus de todo. un buen argumento tambin es una buena creacin.Pero sera lamentable no pasar de ah\. Sera una lstima que hubieralectores -en realidad los hay- qe se mantuvieran apegados a ese tipo delibros y que no aspiraran a educar su gust.o para poder disfrutar obras deprimer orden Sera como aficionarse a los mariscos, pero no ir ms all delas almejas .... perdindose los erizos, las colitas de camarones, las ostras ensu propia concha nacarada El gusto se educa, evidentemente, y es una de lasmejores cosas que pueden hacer las personas: les permite aumentar susfuentes de placer y alcanzar algunas que resultaran inalcanzables parasiempre si el gusto no se educara.Pre.cisamente uno de los valores ms rescatables que podran tener lasobras de misterio. o policiales, aparte de hacernos pasar un rat.oentretenido,est en que deberlan ser el inicio de llna muy provechosa "carrera" de lector,facilitando y estimulando el acceso a obras literarias superiores.En este punto resulta apropiada la palabra misterio, una vez ms, peroahora en otro sentido queel que hemos tenido presente hasta aqu; en efecto,la palabra misterio. en su profundo sentido religioso, se relaciona asimismocon la "iniciacin". El "nefito", o ignorante de los misterios de la religin,se "inicia" en el conocimiento de ellos. Y esa iniciacin es como parte dclmisterio mismo, como su primer peldao bacia la cumbre inaccesible dondepermanece, envuelto en tinieblas etemas, el secreto Lo incomprensible.Los bordes del misterio religioso, las playas de ese oscuro ocano de luz,son la iniciacin, y en esas playas se ejercitan los aprendices en el naclo quenunca los conducir a nada.Los misterios de la religin no cuentan. hoy por hoy, con tantos devotoscomo los misterios de otros tipos, pero aun as los misterios dt: la literaturatienen menos fieles todava.El rel.ato policial podra prestar el servicio -si fuera tan amable- deiniciar a las personas en los misterios de lo literario? Yo creo que s: todos loscaminos conducen a Roma, y quien se haba propuesto llegar a ella puedealcanzar su meta incluso a travs del relato policial. Ser un entretenidocomienzo para una vida de aventuras como lector, al cabo de la cual ha de sercosa muy simple distinguir el buen libro del libro que es una lesera o dd quees de segundo orden.

    De primer orden es este para los nios.IncorporndoLos a la narracin en calidad de detectives, despierta enellos muy desde adentro el gusto por el misterio, gusto que ms tarde habrde llevarlos a apreciar tambin otros aspectos menos eminentes de loliterario, pero no menos considerables.

    entrenado no s610 sus facultades de apreciacin esttica, sino que tambinhabrn hecho una especie de gimnasia mental, racional. en pos de unasolucin para las pequeas ecuaciones policiacas de "primcr grado" aqulexpuestas al pblico. Estoy seguro de que en la mayora de los "casos". lagimnasia mental de los lectores, sumada a su inocente agudeza, les indicarcmo resolver los misterios: estn al final del libro. Las culpables son lasautoras...1